inventándome la vida

martes, marzo 13, 2007

Memoria propia y dura

Cuando se aproximan a la memoria de uno, días de dolor intransferible, de esa memoria propia y dura que ya tengo, te das cuenta que simplemente a medida que pasa cada día, tienes que cuidarlo con sus recuerdos como un vidrio tallado y bello, opaco, que tiene forma de raíz. Por eso ando escaso de relatos propios pero ajeno a lo que siento, en lugar de contarlos, me toca recordarlo y callarlo. Y cuando lo hacemos relato, nos damos cuenta que todos somos el relato de lo que contamos y que las propias palabras nos acaban volviendo y formando.

Cada vez mi mayor atracción es mi propio sentido, compartido con una escucha tenue, con una compañía verdadera, con la enseñanza de un esfuerzo. A todo aprendemos a sobreponernos, estamos preparados desde niños. Utilizando el verso del poeta “todo va al corazón y, transcurridas/las décadas se vuelve/serenidad.” Me pesan ya las décadas y obedeciendo al poeta, quizá estoy buscando demasiado esa serenidad que tienen los versos.

He empezado a escribir estas líneas porque me aprieta ya estos días una ausencia demasiado cerca, de sangre propia -“qué podemos hacer con las ausencias?/es imposible defenderse de ellas”- (Mario Benedetti). Pero si que puede uno quedarse solo con los esquemas válidos: ser feliz, porque lo fuimos lo estamos siendo; hacer viejas las amistades solo por serlas; remediar los errores, manchándonos de infancia, limpios de nuevo; conseguir que no anochezca del todo, que queden siempre cosas encendidas; escribir la página más cierta porque somos capaces de ello.

Curva a curva vamos viviendo la carretera de la vida, suficientemente larga para que quepa toda la vida, pero hay cruces muy difíciles que nunca te esperabas, avisos que dejaste en forma de ahora vuelvo y cuando volviste ya no estaba. Quizá supo marcharse tan despacio para que no nos enteráramos, emprendió un viaje tan largo como si la medida de ese viaje fuera similar a un mar entero que todavía no nos ha explicado nadie bien.

Escribir así es hacerlo sin pretexto, sólo queda el sentimiento vivo, su recuerdo porque sólo la vida vence a la muerte cuando se sustenta en el recuerdo. En una convivencia muchos años en que hicimos todo lo mejor que supimos. A veces sólo buscábamos lo que fuera a cambio de una risa verdadera, de quitarle un poco de lo que le hacía daño, pero del todo nunca supe bien lo que era ni en los días con su puerta abierta porque si estaba solamente entrecerrada o totalmente cerrada, todo le estaba haciendo daño.

Sobrevivimos a lo que va viniendo porque es vida tener una ilimitada sed de vida, un oscuro recurso para buscar más vida, para compartirla como debes, para hacerla cada vez más tuya, ya que no tengo la suya. No puede uno rendirse sin luchar, venga lo que venga, ocupas así tu sitio y el que te dejaron vacío. Cuando vienen los golpes nadie te garantiza el privilegio de la seguridad, necesitas siempre la elección de la lucha y el compromiso, hasta caer en los errores, convivir con ellos. La vida nos exige cada día ese compromiso y hay que sentirse orgulloso de ofrecer lo que tenemos.

No sé ni nunca podré saber cómo lo hice, ni cómo lo estoy haciendo entretanto. Sé que se llevó una tranquilidad de la que tuvo demasiados merecimientos. Allí espero acudir, eso mismo espero tener, desde cada día del recuerdo: “…solo lo perdido se posee eternamente”, como dice el poeta. Por eso la sigo teniendo.

4 Comments:

At 12:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

Siempre he pensado que no hay palabras ni gestos que puedan paliar el dolor de una ausencia. Es duro ver marcharse una parte de tu propia vida, eso nos hace impotentes, por ello creo que no existe forma humana de dar consuelo al que padece una pérdida. Si hay lo que tu has dicho, recuerdos, vivencias que se perpetúan en nuestra mente, los días ocupados por ese ser que aunque ahora ausente, sigue ocupando su lugar en nuestras vidas.

Se ha ido, pero no su presencia, te queda el hueco físico pero nadie podrá arrebatarte el calor y el amor que mutuamente habeis gozado.

Y quizá tengas razón al decir que uno trata de acostumbrarse a la ausencia a través de la serenidad. Es bello y quizá lo mas humano.

Un beso.

 
At 1:30 p. m., Blogger Fran said...

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At 2:23 p. m., Blogger Fran said...

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At 4:43 p. m., Blogger inventandomelavida said...

"Se ha ido, pero no su presencia". El hueco está ahora vacío, la puerta abierta siempre y todavía la siento venir, a veces junto a mí.

La quería mucho, pero no se lo supe decir o me faltó tiempo para decírselo. Lo más sereno que puedo sigo, sigo.

Tú eres de las que me enseñan a seguir.

Fran

 

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