inventándome la vida

martes, enero 16, 2007

Sin entrar en detalles

No conviene entrar en detalles porque la vida los trae a veces bajo mínimos, porque vivir degrada, por eso conviene callarse esos detalles y mirar hacia arriba, hacia la esfera de nuestras aptitudes como un vidrio tallado por nuestras propias posibilidades. Yo voy sorteando esos detalles como puedo; leo, para buscar entre las letras lo mejor; necesito una sonrisa como el espectáculo más conmovedor del rostro humano porque una sonrisa te despierta o te lleva a los sueños donde nunca has ido, te proporciona un ánimo que a todos nos falta a veces; pregunto a los demás como si no hubiera leído la mejor parte del relato, pregunto para que me contesten también sin entrar en detalles; busco la risa ajena porque quien la tiene posee lo demás, tiene la alegría que no proporcionan las cosas de fuera.

Sin entrar en detalles, como un salvavidas de los días tristes y una fiesta para los días alegres, con una fidelidad a la parte mejor mía. No se puede tener un éxtasis diario, hay que ir como siempre con alforjas de colores diferentes, con tonos que no se corresponden siempre, con las ropas usadas, ellas con blusa trasparente, nosotros con el borde ya gastado de ese mismo suéter que nos ponemos cada día. Todos, en suma, eludiendo la soledad, moneda del destino humano casi siempre. Será demasiado pedir supongo haber engañado a los dolores como un mareo intempestivo y prematuro pero que va avisando, por si acaso, porque la vida y la muerte nos rodean a la vez.

Para no entrar en detalles conviene envolverse de conveniencias que enriquecen nuestro ser: el amor es una vocación importante, una forma de entenderse que a veces puede producir el milagro de darse con distancias entre medio insalvables, como invitación permanente a la riqueza de nuestra imaginación, al poderoso camino del sueño, a la respuesta del instinto que nunca se hace viejo. Es memoria permanente cuando has amado una vez, es necesidad urgente cuando precisas no entrar en detalles. Darás las gracias libremente, si roces de cariño son camino siempre, a diario, como erudita lectura a la que conviene llegar y nunca abandonar. Una lectura permanente, el amor de los que amamos, para luchar contra la vejez, para quitarle a la tristeza, la tristeza, es mi guía de palabras impresas.

Por eso cuando me preguntan cómo estás nunca entro en detalles: los mejores son tan privados que no pueden ser de nadie, son mi billete de ida que no tendrá vuelta, a esos detalles voy, con esos me quedaré, hasta me dormiré como si fueran mi osito de peluche en ese empeño que tengo de mantenerme niño. Los mejores son la audacia de mis propias ideas, la marca de mi inconformismo, la estela de reposo que no le cuento completa a nadie, mis placeres solitarios, mi onanismo, mi lectura.

Los peores pueden ser para algunos, la triste resignación del final del domingo. Para mí los signos del tiempo, que mañana sea ya mañana y eso lo note, casi me pese, me haga daño a veces por la misma brevedad y urgencia de la palabra mañana. Para mí, que solo me queda el refugio quimérico de los libros sin que me dé cuenta que ellos también se hacen viejos; la solicitud de una lujuria igualmente envejecida, mis costumbres, mis repeticiones, los esfuerzos inútiles por llegar más pronto cuando sé seguro que voy a llegar más tarde; que me cueste subir los escalones de cualquier escalera; habérseme acabado las obligaciones; tener que poner el despertador adrede porque ya no hay que ponerlo; necesitar cada mañana la vehemencia que tiene el café porque se me está acabando la vehemencia propia; estar a un paso de una edad de los desguaces, ir rompiendo papeles que no leerá nadie, ni los de un ordenador que alguien formateará para siempre.

Para mí, cuando me preguntan por la calle, cómo estás, contestar, bien, sin entrar en detalles.

2 Comments:

At 6:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

Sin entrar en detalles, sonreir, esquivar los males y seguir caminando, aunque sea torpemente o con pasos cortos es lo que cada día nos devuelve la ilusión por estar vivos.

Tu lo consigues, cada día y "sin entrar en detalles"

Un beso, pero éste "detallado".

 
At 7:23 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Hay que poner enormes dosis de ilusión y de imaginación. Mi torpeza aumenta pero mi capacidad para buscar mis mejores detalles y sacar partido de ellos aumenta.

Es lo que me mantiene, lo que me hace muchas veces transmitir esa alegría por vivir, por lo que me enseñan a mí.

 

Publicar un comentario

<< Home