inventándome la vida

sábado, agosto 12, 2006

Vantanas de la vida


A la vida es conveniente ir asomándonos cada día por diferentes ventanas, buscar la mejor puede ser la que más luz tenga, o su horizonte más extenso, o su inmediatez más sugestiva. Pero diferentes, porque en esa variedad, en esa novedad que podemos ir fabricándonos nosotros mismos hay fuentes de enriquecimientos, de satisfacción compartida, de aprendizaje, de defensa.

La ventana no es un lugar, no es el punto geográfico, no son los muebles del mobiliario interno, la ventana es desde siempre un estado de ánimo que lo deterioran muchas veces muchas cosas. No me voy a quejar pues de tener el mar tan cerca ya hace tantos días, porque eso en todo caso podría tratarse de un intercambio obligado de besos dada mi condición de amante del mar y sobre todo de la mar.

La ventana es cómo nos sentimos, qué manera de ponernos, de escuchar lo que nos dicen, de adivinar intenciones, de aguzar el oído, de mirar más lejos, de quedarse con las cosas mejores, con los momentos más óptimos. Y cuando elegimos mal la ventana quizá lo más preciso es tener quien nos diga, mira para otro lado, tuerce tus propios ojos, cambia de sitio. Tú sigues siendo el mismo y los que tienes al lado y los que te siguen esperando.

Pero eso tan sencillo a veces es preciso oírlo, a lo mejor que te lo diga quien haya roto muchas veces ya cristales oscuros y siempre entre sus ojos tenga reciente los vidrios más claros. Ven acércate, cambia la dirección de la mirada, es mejor y puede ser los mejores horizontres igualmente tuyos. No se trata solo de una ayuda estas palabras, son un apoyo, una convicción ajena que uno debe saber hacerla propia.

Por eso ésta mañana, por eso en éste momento tengo otra vez la prisa cerca de decir cuatro palabras al menos que llevo dentro, insistir que ando sobrado todavía de recursos, que hasta puedo darle la vuelta a los años sin tener que hacer que tenga menos; que las apetencias que siempre tuve están todavía intactas; que las risas las sacaré de dentro; que tengo aún muchas cosas que hacer, muchas pendientes y que nada me puede evitar pensar que a lo mejor son las mejores.

Por eso esta mañana estoy muy seguro que había que decir gracias y escribir de nuevo.

2 Comments:

At 9:31 p. m., Anonymous Anónimo said...

Un hogar sin ventanas no es mas que un zulo. Un alma sin escapes es una prisión. Necesitamos de ese hueco abierto a otros paisajes, distintos de los que diariamente nos son reconocidos y cuando ese paisaje se enturbia es necesario limpiarlo con una mirada clara, asomados a esos ventanales de vida que de nuevo nos dan la libertad necesaria para poder retornar a nuestro interior.

Así lo has entendido y así lo buscas. Esa ventana, mi querido lector, siempre permanecerá abierta para que tus ojos se asomen a ella y busquen en el horizonte lo que necesitan ver.

Desde mi rincón, ahora quemado y desvastado por el fuego, mi mirada hacia tí y hacia nuevos paisajes que nos devuelvan la quietud, la felicidad merecida.

Un beso.

 
At 8:30 a. m., Anonymous Anónimo said...

Así he entendido como hay que mirar necesariamente el paisaje cuando cosas momentáneas de la vida te lo enturbian, hay que asomarse a otra ventana mejor, más limpia, más clara. Nada ha de poder con uno mismo, con nuestra libertad, superior a nuestro cuerpo incluso cuando nos falla.

Pero para entenderlo como dices, para buscar y encontrar ese paisaje, hace falta esa mano, esa mirada que te lo muestre de que hablas. Tú no solo la tienes sino que la sabes enseñar.

Un beso

 

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