inventándome la vida

sábado, julio 22, 2006

La ayuda de lo sueños


Muchas veces a lo largo de nuestra vida echamos mano de los sueños, de deseos incumplidos que no podían ser satisfechos y que de ser así hubieran puesto un tinte a nuestras vidas mucho más satisfactorio. Cuando hablamos de alguno de estos sueños con alguien, hasta a veces somos tachados de ilusos, no se nos valora demasiado ni al cargamento de los mismos tampoco, o por su irrealidad o porque nosotros mismos damos una imagen como poco estable. Se utiliza con frecuencia esa manida frase “como soñar no cuesta dinero…” y se nos deja con los mismos necesariamente incumplidos.

Pues hasta sin dinero o costando muchísimo dinero no renuncio al menos a cultivarlos en mi interior, a darles cancha, a pensar cómo hubiera vivido con alguno de ellos satisfecho e indudablemente me permite un bagaje suficiente para mejorar mi entorno y mi propia persona. Quizá porque siempre fui un soñador, un empeñado soñador que cubrí con el autorelato de esos sueños noches de insomnio, inquietudes que siempre tuve, enfrentamientos a las perores condiciones de la vida.

Habrá que gritárselo uno mismo, sentirse soñador, un serio soñador e ir repasando a medida que van viniendo cómo hubiéramos ido cumpliéndolos a modo de testimonio e identificación. Tienen tal calibre mis sueños que no quiero que aunque no los haya cumplido les quite nadie valor, que se cimenten en una realidad de cumplimiento si la vida me hubiera permito, al menos, cumplir unos cuantos de ellos.

Además es curioso, van viniendo nuevos con el tiempo, no hay que tomarlos como una rectificación a lo que hayamos hecho, sino como otra manera a la que habríamos llegado, y con nosotros, algún ser querido, una forma de entendernos, un esfuerzo que hubieran valorado los demás, que habría dejado testimonio de nuestra fortaleza.

No me gustan esos sueños imposibles casi ficticios que hubieran sido, me gustan sobre todo los sueños de convivencia, de manera de ser compartida y brillante, de ayuda y de defensa, casi de rozaduras por la vida, de formas de enfrentarse con rutinas mal llevadas, con modos poco brillantes. Tampoco me gustan ni me tientan sueños materiales, prefiero los que aportan un gesto, una querencia permanente, sueños con la ropa de calle pero para poder acercarse a espacios más vitales.

Al menos quiero todo este tiempo que ya tengo, este presente que no se me va a permitir modificarlo, quererlo como está porque lo construí con esfuerzo y es mío y de los demás para siempre, pero como una valiosa ayuda, como una riqueza añadida que los sueños me dejen soñarlos, se me permita contar de cerca alguno de ellos para poder entonces darme cuenta que efectivamente a estas alturas de la vida se trata de sueños pero que hubiera cumplido muy buen papel con ellos

Que no por ser sueños, se me tilde, ¡claro como se trata de un sueño! Pues lo habría hecho bien, siendo entera y tangible realidad.

4 Comments:

At 12:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cómo te entiendo.

No dejes de soñar, de vivir en esos sueños que haces realidad a través de la ilusión y la intensidad con que los sientes, porque esos sueños son una prologanción de la necesidad de existir.

Un beso enorme.

 
At 1:21 p. m., Anonymous Anónimo said...

No dejaré de soñar porque no puedo dejar de hacerlo porque se me escapan precisamente por eso que dices, por la ilusión y la intensidad.

El día que no sea capaz de soñar, dejaré de vivir.

Un beso soñado

 
At 12:39 a. m., Anonymous Anónimo said...

Greets to the webmaster of this wonderful site! Keep up the good work. Thanks.
»

 
At 4:02 a. m., Anonymous Anónimo said...

Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
»

 

Publicar un comentario

<< Home