inventándome la vida

miércoles, julio 12, 2006

Nuestra capacidad



No quiero hablar de una capacidad en concreto ni de algunas al mismo tiempo. Me interesa el concepto, saber que el hombre en ese desarrollo de sus capacidades está su rendimiento, está su andamiaje y su vida.

Capacidad para sentir de cerca, sabiendo que está uno muy cerca, que reacciones erróneas son daños ajenos y admisiones indebidas, propios. Al mismo tiempo capacidad para alejarse de donde no debe uno estar, cómo no debe uno vivir, sin principios morales ni de ningún tipo que lo prediquen, sino exigencias del yo, reeducaciones del mismo.

Recuperaciones que nunca pensamos existirían ni se producirían pero que suponen una tolerancia en la vida, un estilo propio al que nunca debemos renunciar porque así se nos conoce en muchas partes, en muchos sitios. Un día, un momento puede parecer asombro lo que quedaba pendiente.

Riesgos con el atractivo que tiene todo riesgo, caiga la suerte del lado que sea, fortunas y carencias de fortuna pero detrás un pronto propio, un rigor y una exigencia que nos mueve muchas veces hacia caminos donde no suele ya caminar la gente. Lo contrario a la comodidad, que la vida me cueste, que casi yo calibre los esfuerzos, pero son tirones de una energía que no tiene precio.

Capacidad de gustarme –quizá la más difícil-, un canon de autoestima que a veces desvirtuamos en exceso. Pero al menos, ese rasgo primitivo del espejo para indicar que aquí estamos de sitio y no de paso, dure el tema lo que dure. Y hasta si fuera posible en esa mirada hacia el espejo, profundidad, calidades poco habituales que en los malos momentos nos ayuden a salir a flote.

Yo escribiría sobre un montón de capacidades que están todavía sin mercado ni precio, pero prefiero que cada uno piense en su cúmulo de posibilidades cómo las cumple, lo que le cubre. Que establezcamos un reglamento inequívoco y hermoso para decirnos nosotros mismos al final que nuestra capacidad tiene plurales muy hermosos.

¿Hasta dónde llega nuestra capacidad? ¿Para el dolor, para el amor, para la tolerancia, para la exigencia propia y ajena? ¿Para la renuncia, la adjudicación indebida? No hay límite preestablecido. Lo ponemos nosotros, lo debemos poner nosotros, somos los dueños.

Pero no lo dudemos puede ser mucho mayor de lo que pensamos en cada caso, en cada momento. Me gusta la capacidad que no tiene límite, que produce el asombro, que arranca la palabra increible.

2 Comments:

At 12:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me quedo con tu último párrafo, esa capacidad sin límites que nos asombra y nos permite decir "puedo". En ese puedo, en esa continuidad vital está la esencia de cada cual.

Nosotros ponemos los límites, la libertad y nuestras propias condiciones, los otros se acercan,cruzan o no la frontera pero saben que están entrado en tu terreno y una vez ahí deberán dar lo que tu código exige.

Nuestra capacidad es el pasaporte de nuestra propia existencia y nunca dejará de asombrarnos.

Te felicito. Tu comentario de hoy es profundo.

Desde aqui, un beso.

 
At 6:29 a. m., Blogger inventandomelavida said...

Dices que es profundo mi comentario, lo que si que es cierto es que está sacado de dentro de mi ser, un poco como cada cosa de las que escribo y que tienes el sentido claro de entenderlo y responderlo con cariño.

“Puedo” ahí está todo el secreto, la más honda raíz de nuestras posibilidades. Vamos a seguir diciendo puedo muchas veces y sé perfectamente que tú lo estás diciendo cada día.

De tus puedos se aprende, de tus puedos se asombra uno, de esa capacidad vas dejando señal por donde pasas.

Puedo enviarte mi beso

 

Publicar un comentario

<< Home