Mis cosas

¿Es eso una rutinaria forma de felicidad, una costumbre sin novedad, un hábito demasiado pegado? Ni lo sé ni nadie lo puede saber por mí, pero esas cosas que cuento que tengo otra vez al alcance de mi mano me hacen feliz. Hasta me cambian de tal modo la cara que una médica de asistencia primaria a la que acudo para que me extienda mis recetas de siempre, al decirle después de acumularlas, oye perdona que sean tantas a la vez, pero es que tengo mala salud, me dice sonriendo, te equivocas, tienes muy buena salud. Debe ser que esta médica no se sabe bien las indicaciones de los medicamentos, o al contrario que soy yo el que me equivoco y en cuanto soy un rato feliz, tengo una salud de hierro.
Lo aseguro, me ha sabido mucho mejor el café, y era sólo eso, que sabía a café sin que nadie me lo hiciera; el “Desvarío amoroso” de Genazino, o “Todas las muñecas son carnívoras” de Ángela Vallvey me parecieron más que ayer dos novelas bellas y cómodas, eran puro placer, eran literatura propia como una blusa abierta, intimidad para mí, recuperar algo que parecía igual y no lo era: para leer bien, tiene uno que estar bien y termina estando así mejor.
Pido perdón por mi insistencia, por quedarme con ella, mis cosas no pueden ser de nadie porque son mi cimiento para poder contarlo luego, mis cosas son mis sueños, y si antes dije algo parecido, que me sirven para escoger mis sueños, es que por ahí anda casi todo: mi forma de ponerme, de mirar a la gente, de entrar en cualquier tienda pequeña para que se acuerden, de ser otra vez el que era, de escribir muy parecido para quien le guste, de sonreír sólo de pensar en sonreír, de alargar mi impaciencia por buscar la paciencia, la que me hace falta, simplemente, para con todas estas cosas saber una vez más que era esto, que debe ser esto lo más parecido a ser un rato feliz y buscar luego otro rato y hasta que la propia médica que tanto sabe de uno, rectifique tus índices de salud y te los devuelva sonriendo diciéndome, tienes buena salud, muy buena salud.
Y con ese fácil cargamento ya estoy preparándome para intentar ser feliz de nuevo otra vez lejos de aquí. Habrá que pedirle al mar entonces, ves trayéndome mis cosas que me las he vuelto a dejar donde estaban, como en un zulo propio, individual y placentero. Seguro, seguro que el mar sabrá traérmelas porque esa es mi única andadura por la vida.
5 Comments:
!Qué bella andadura por la vida!.
No cambies nunca tu forma de andar, porque creo que es la única forma de caminar por la vida, de encontrarse con el mundo cara a cara y decirle, aquí me tienes.
No cambies, tu rutina es un bien preciado que has sabido crear, mantener y disfrutar.
Un beso.
Es que no puedo cambiar sabes, ésa es mi manera, ésas son mis maneras. Y haré eso que dices, cara a cara con el mundo, con lagente que quiero, diré aquí estoy porque así soy.
Ummm, ¿es que te gusta la rutina? Es verdad, se disfruta.
Un beso
Si, me gusta la rutina, la propia,de igual modo que a tí.
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