inventándome la vida

miércoles, julio 19, 2006

Marta y Sofía

Son dos niñas que desde que tenían seis años y las compañías aéreas lo permitían volaban solas hacia su destino de verano como un anticipo del resto de la familia. Yo las esperaba al pie del avión y la azafata las acompañaba con su cartel colgando “on parlais francais” que luego producía la sorpresa de la misma al oírlas en perfecto castellano acogerse a nosotros y hablar a continuación desde el móvil en italiano con su padre. Con tantos idiomas a cuestas su llegada siempre las envolvía en unas horas de silencio, sus respuestas eran breves y su diálogo nulo. Hoy ocurre lo mismo con ocho años más, sin necesidad de acompañamiento, claro está, y con preferencia como idioma habitual el de su colegio de enseñanza, el italiano. Confirman lo que decía Max Aub que la lengua de cada uno es con la que ha estudiado su bachillerato.

Por haberse anticipado a otros niños de mis genes en edad, Marta y Sofía son dos seres absolutamente sugestivos. Trasmiten una cultura y una alegría proveniente de sus padres como es lógico, pero tienen un atractivo que me hace disfrutar con ellas. Sus juegos de hace años los han substituido con una coquetería y una madurez anticipada como siempre tiene la mujer. Marta sonríe, te elude hasta que te permite llegar hasta ella, Sofía es la bondad hecha persona, la aceptación de que la quieras, el abrazo prolongado cuando llega y cuando se vuelve a ir y soporta inalterable que le digas te quiero y te responde yo también despacio para que te des suficiente cuenta.

Ahora quieren saber que me escriben en un mensaje de móvil o que escribo yo en mi pc en la terraza, cuales son mis imágenes que voy a elegir, me enseñan a no contestar al móvil y que sea suficiente ver un nombre en la pantalla, ya se acuerdan de uno, ya saben de uno. Ahora son mujeres pero siguen siendo niñas, me acuerdo cuando hace pocos años pedían permiso en la mesa para ponerse agua o coger pan, ahora ponen y quitan la mesa, ahora ya forman parte de una casa, ahora siguen siendo mi sugestión y mi alegría, ahora hacen que yo las nombre en una especie de escrito diario que no sé cómo llamarle pero que es parte de mi ser, es mi vida en la red, son las palabras que tengo sueltas que sé exactamente dónde ponerlas.

Marta y Sofía hacen que el Mareny que muchos años les fui dando a mis hijos y aún lo sigo haciendo, cada vez y cada año, sea más de éstas dos niñas porque vinieron primero, porque nacieron antes. Otros nietos cubren mi vida con el mismo derecho y los mismo genes, pero las debilidades hay que dejarlas llegar, hay que quedarse con ellas como ya dije una vez para que la vida se alargue un poco más con tu propia riqueza.

Otro año, ora vez, gracias por venir, Marta y Sofía.

2 Comments:

At 9:16 a. m., Anonymous Anónimo said...

La llegada de esas dos mujercitas te han desbordado los afectos. El ogullo del "gran padre" como "on dit".

Siempre de lo mismo que damos recibiremos la recompensa y está bien claro que a tí la vida te recompensa con lo que sabes dar: mucho amor.

Disfrútalas, son tu legado.

Un enorme beso para ti y para esos adorables seres.

 
At 12:33 p. m., Anonymous Anónimo said...

Precisas perfectmente esas reacciones que me vienen y que no quiero frenar porque son mi vida.

Querer a la gente es buen oficio, bolbo, lo sabes bien porque lo practicas y te lo practican. Ahí están las recompensas.

Ya tenemos el beso que nos mandas todos y éste de retorno para tí.

 

Publicar un comentario

<< Home