inventándome la vida

sábado, junio 24, 2006

Una hermosa ventana


Cualquiera de nosotros puede necesitar una ventana hermosa donde asomarse fuera de la propia vida como un mundo ajeno al que rozamos al paso cada vez: nuestras cosas, la propia ropa, los libros que tenemos abiertos o todavía cerrados, las voces que aún no hemos dicho. Si encontramos esa ventana y nos asomamos a ella y nos proporciona momentos gratos que no vivimos antes, hemos de aprender a costa de las entregas propias que hagan falta, a conservar ese hueco externo de más vida como una nueva compañía, un sol breve, la frecuencia de unos minutos, la calma de una vida en los balcones que no sabíamos que existían.

Pero el secreto está precisamente en darnos cuenta que eso debe exigir por parte nuestra maneras de conservación, respeto y entendimiento, gestos de cultura, sino un día ya no podernos asomarnos a esa hermosa ventana o tiene un tono distinto, una manera de entenderla que no coincide como cuando la descubrimos.

Asomados a esa ventana hemos de saber ser mejores de lo que somos, hacerle un hueco a los esfuerzos, ocultar los errores que ya tuvimos antes, antes de asomarnos a mirar, a que nos vieran, a que incluso nos llamaran. Como cualquier cosa de valor, lo que cuesta es mantenerlo, hacer memoria cada día de satisfacciones que nos proporciona, de todos los goces más o menos encubiertos. Cerrar las manos del todo para que no se nos escape porque huecos con la debida galanura que nunca a lo mejor tuvimos en la vida no se repiten cuando se pierden.

Flores en cualquier momento puede regalarnos cualquiera, sueños que no sucumben ya no es fácil tenerlos. Eso sí, en su sitio y respetando su entorno, más todavía, valorándolo porque forma parte de todo el contorno hermoso que puede cautivarnos. Hasta conviene preguntar al momento, qué tal por lo que tienes, donde estás, cómo vives, quién eres. Eso no te impide asomarte a esa belleza exterior y ajena y disfrutarla, disfrutarla cada vez, a medias con el tiempo, con alguien que te enseñe a encontrar esas flores.

Una hermosa ventana, por fuera de la propia vida, a todos nos hace falta a veces tenerla, pero todos también debemos saber comprenderla, ponerle hasta su nombre, su alcance, su distancia. Eso, situado en nuestro propio mundo habitual, es lo que puede tener un valor incalculable y duradero.

2 Comments:

At 4:28 p. m., Anonymous Anónimo said...

Siempre tendrás esa ventana abierta, adornada con las flores de las emociones y dejando pasar la luz de cada mañana para encontrarse con los recónditos rincones de tus esperas.

Hay una ventana abierta para tí.

Un beso.

 
At 5:22 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Pues es que esa ventana abierta, bolbo, la necesito para asomarme porque forma parte de mi vida, es también mi vida.

Gracias por dejármela abierta cada día, cada día. Sabes cómo hacerlo.

 

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