inventándome la vida

jueves, junio 22, 2006

El lado oscuro


Todos tenemos un lado oscuro, pero quizá haga falta una cultura que olvide los descréditos. Quienes lo tenemos peor somos los solitarios, necesitamos no solo de esa cultura aplicada y aplicable sino como un idilio detrás siempre que dilate los sentidos y conserve el alma quieta en esa especie de quimera para ser felices. Ni nos hace falta motivo, lo buscamos porque supimos antes darlo.

Quizá la mejor manera de remediar nuestro lado oscuro, luego de reconocerlo, es buscar el lado claro de alguien como si nos hubiera estado esperando desde siempre con un cúmulo de besos impacientes porque a todos los hombres solos nos llega un momento en que necesitamos vivir nuestro “momento” para recibir esos besos de quien no tenga ni que maquillarse luego, sino simplemente hacernos su cautivo, hasta confesos de nuestro lado más turbio.

Ya sé que es un lujo inmerecido pero puede haber quien quiera dárnoslo como un mojón en el camino para hacernos siempre amigos. En el canto y en el beso dicen que nadie tiene perfectas las mentiras. Allí se exige renunciar a todas las certezas, hasta correr el riesgo de saltar al precipicio sin saber si tiene fondo luego. Pero si existe alguien capaz de darte hasta ese abrazo en pleno lado oscuro, pasado ese momento –del que hablaba antes- al día siguiente se habrán olvidado los descréditos. En lugar de las voces y los reproches, la caricia y el silencio, el aborto legítimo del sentimiento.

Hay que llegar hasta ahí: reventar la barrera de la objetividad que no la conoce nadie, que no la tiene nadie y una vez traspasada ver de qué manera se puede ser felices. Porque necesito hace tiempo el paladar de nuevos besos para seguir sosteniendo el idilio de mi soledad, de una soledad que es preciso ya compartirla hasta el fondo para que deje de serlo.

Prefiero ya no tener miedo de hablar de mis errores, de olvidarme donde estuve sin deber acercarme, de encender al menos una luz suficiente para que en esa penumbra en que duermo siempre cuando sienta los párpados cerrados cada noche, duerma y pueda olvidarme de mis propias oscuridades y de todas las ajenas.

2 Comments:

At 11:17 a. m., Anonymous Anónimo said...

Necesitamos la luz porque todos hemos conocido las sombras.Una luz que permita descubrir los rincones oscuros de soledades y quejas.

Cuando esa luz llega de la mano de otro, cuando percibimos sus caricias, cuando notamos que nos dice "te quiero" sin mover los labios hemos encontrado el equilibrio y la calma.

Un abrazo.

 
At 1:15 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Sí, pero por eso hay que acudir a una filosofía de abstenciones, de no dañar nunca a nadie y no permitir que te dañen a ti. Ambas cosas. Eso es luz y eso es lo que estoy dispuesto a seguir haciendo.

Como un “te quiero” sin mover los labios que tú dices, que es la única forma de decirlo para obtener el equilibrio.

¿Se te pueden dar las gracias por todas las respuestas a la vez? No es una forma de economía, es la mejor manera de resaltarlo a la vez que con el abrazo.

 

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