inventándome la vida

domingo, junio 18, 2006

Sentirse cobijado


Sentirse cobijado ante el peligro de la noche, esa especie de garaje de doble fondo, tenerle miedo hasta a la luna, al purgatorio de nuestros errores, a los dolores de las partes duras cuando sabemos que el peligro siempre estuvo en las blandas. Por eso, a uno le hace falta de esa especie de cobijo como el niño que necesita el cuento con azoro infantil pero envergadura adulta.

No somos ser humano válido si alguien no nos cobija antes, asume nuestra necesidad de protección, sabe enseñarnos que la pregunta de cómo nos sentimos sólo tiene la respuesta, bien, sin más explicaciones. Lo otro es derrotarnos aprendiendo únicamente de las derrotas. Y el hombre siempre tiene victorias de dónde poder echar mano. O debes encontrarlas o que te las encuentre alguien.

Hace días que llevo viviendo la hermosura prestada para no tener necesidad de consuelo, para negar definitivamente el consuelo; hace tiempo que voy estableciendo una musculatura física y mental que es suficiente para modificar las cargas de la vida en regalos de la vida; hace ya bastante rato que cuando escucho que llueve prefiero salir a mojarme, que hasta convierto las pequeñas tempestades en buen tiempo, francamente en buen tiempo.

Pero para eso es necesario la constancia del mejor ser que tenemos dentro, ese cobijo ajeno o autopropio que decía antes y así luego de niño con miedo a la noche pasar bastante a hombre, salvarse de todo lo incierto que tengamos delante por algo mucho más cierto, sentirse definitivamente bien y no necesitar ese cuento por las noches. Prefiero tener que contarlo yo con la disciplina y el rigor de la ausencia ya de cualquier dolor.

He decidido quitarme confusiones antiguas vertidas hacia dentro, prefiero estar mejor, mucho mejor buscando simplemente la belleza de estar vivo en cada momento. Para eso he necesitado, como antiguo, como de niño, sentirme cobijado.

2 Comments:

At 12:01 p. m., Anonymous Anónimo said...

Y qué bello es encontrar ese rincón de cobijo, meterse en regazo de quien nos cobija y sentir que ahí ya nadie ni nada puede hacernos sentir que todos nos merecemos ser niños para afrontar la noche como adultos.

Un beso

 
At 12:51 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Pues de adulto sintiéndose niño, es preciso sentir ese cobijo, tenerlo siempre cerca, acercarse así al sueño que puede repararlo luego todo.

Un beso

 

Publicar un comentario

<< Home