inventándome la vida

miércoles, junio 21, 2006

Necesario descanso


Es necesario dormir, dormir el cuerpo y los músculos para que todo descanse a la vez. Y a mi me cuesta todavía hacerlo por las noches y eso que me quitaron recientemente el miedo de cosas a los que no les debía tener miedo. Siempre para dormirme, como un niño antiguo y reciente he necesitado algo de luz y así detener el tiempo, recordar los instantes que me gustaron de hace un rato y sentirme como en una especie de nostálgica penumbra.

Pero aún así, con ese montaje de escenario duermo poco rato seguido, me voy despertando para ver si ya es hora de despertarme del todo, de seguido, y saludarle a la mañana como un estreno que sólo me va a aportar beneficios. Pero es que por la noche, en medio de la noche, parece como si me encontrara de golpe con toda la experiencia de la edad y de la vida y no supiera qué hacer con ella.

También me ocurre que en esta recuperación de las palabras que me viene ocurriendo afortunadamente ahora, es como si se me vinieran de golpe y no me dejaran conciliar el sueño. ¿Te acuerdas –viene a decirme cualquier instinto viejo y casi olvidado- cómo fuiste feliz con tres o cuatro cosas que sabían decirte? Y como ahora me las veo de nuevo escritas y abiertas son como una estética zoom para seguir viviendo o un atajo para llegar más pronto a los mejores sitios luego.

Necesito, no obstante, descansar cada noche de esta especie de triunfo anunciado, no trabajar en nuevos proyectos de personalidad y disfrute ajeno, sino dejar que me vengan ellos a mí mientras mis músculos, todo el cuerpo, logra dormirse por las noches. Ya no quedan edades inciertas, la mía la tengo más que cierta y para poder conseguir las pausas y el silencio, es preciso, dormirme mucho rato seguido de noche y que me tengan que despertar todavía con el libro que se me quedó abierto.

Ya que tengo edad y entendimiento, ya que gozo de respeto en una mezcla de admiración y cariño, he de quedarme en ese secreto goce de la espera, esperando, pero a ratos durmiendo para que todo descanse desde ese instante en que alguien cada noche pone un beso en los párpados para que me pueda dormir luego.

También estoy seguro que mi taza de café por las mañanas al levantarme tendrá a la vez el aroma de una rosa y una piel.

2 Comments:

At 12:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

Te acompaña la penumbra de sentirte en esas horas propias donde nos abandonamos a la fantasía onírica, una vez que has repasado los instantes vividos este día.

Te espera cada día esa taza de café que despierta de nuevo tus sentidos el rojo de la rosa que alguian ha dejado junto a tu mano y la permanencia del beso en los párpados que alguien deposito con la ternura con que se besa a un recien nacido.

Es el despertar tuyo, cada mañana para retomar de nuevo aquel último vagón de las ilusiones ¿recuerdas?

Desde mi respeto, un beso.

 
At 6:23 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Sí, llevas razón, puede que sea eso, que se acaba la fantasía y vence el poder de la noche.

Pero cada día, tengo esa taza de café, y alguien que ha dejado, que deja cada mañana, el beso que aún me queda en los párpados, de la noche, y el aroma de esa rosa.

Para subirme, como no, al último vagón lleno de ilusiones.

Desde siempre, un beso

 

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