inventándome la vida

lunes, junio 26, 2006

Enamorarse


Enamorarse es un acto insolidario y audaz. Lo hacen, lo hacemos los románticos contaminados de romanticismo, ya que el romántico lo es porque siempre se enamora de quien no debe, dónde no debe y si es posible cuando no debe. Como una borrachera a solas con la resaca en la mejor de las madrugadas. Se trata de un claro indicio que todo puede ser posible, inminente y a la vez imposible y tardío.

Es una especie de doctrina de enseñanza laica que no entiende de virtud ni de rigor ni contención, viene de pronto, es una especie de derroche y de exceso a l que no se puede sobrevivir aunque seas un experto. Yo siempre he buscado la explicación en cuentos eróticos sin remedio, estanterías de entrepierna o miradas a la luna esas noches en que no se ve la luna.

Se asemeja un poco también a las madrugadas insomnes, postrado en la cama soñando con la vida y planteándose la manera de luchar contra los propios sueños. Una sonrisa que jamás la quitaremos de los labios. Al contrario del amor ni tiene límite ni nos mide.

Dije antes que entrañaba un comportamiento insolidario y una forma de audacia de nadie sabía de ella, ni nuestros más cercanos. Es insolidario porque lo aparta todo, escoge ese camino, ese rostro y todo un ritual que nos toca improvisar a nosotros porque no está escrito en ninguna parte. Y entraña una audacia que testimonia la manera de entregarse sin esperar a lo peor nada a cambio.

Lo que hay que tener muy claro es que es muy distinto que querer a alguien. El cariño se acomoda, le inventaron un sitio para la vida, tiene infinidad de razones, testimonios, agradecimientos, sonrisas de beneplácito pero todo sinuoso y quieto, sin mudar para nada nuestro rostro, nuestros rasgos. En cambio enamorarse es la talla de la soledad al descubierto, una falta de paciencia, un temblor de las manos a los pies que no se para nunca. Es reventarse por dentro, el puro perfume del deseo, la pasión comiéndose nuestra penumbra.

Es un pánico, una desgracia, una falta de razones y sobre todo, eso, carecer por completo de explicaciones. Por eso como estaría rellenando palabras sin sentido, para mi ya es solo saber esperar, saber esperar.

4 Comments:

At 11:02 a. m., Anonymous Anónimo said...

Es un sentimiento humano y antinatural a la vez, un descontrol controlado que nos hace vulnerables e invencibles, torpes e inteligentes,.

Benditos los románticos porque de ellos es el reino del amor, y bendito tú que esperas en esa sueño amatorio a que esa silla que tienes al lado cuente con la presencia de tu amada.

Tú nunca serás un amante solitario.

Mis besos.

 
At 11:10 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hace algo más de dos años me enamoré de tí y tú de mí. En este tiempo han pasado cosas. COSAS con mayúsculas que han acrecentado ese amor y.....lo han intentado derruir.

Pero, como me dijiste un día: Estamos perdidos porque no tenemos la forma ni la fórmula para desenamorarnos.

Y...así estaremos por siempre. enamorados el uno del otro...enamorados del amor. De ese amor que persiste a pesar de nosotros mismos.

Tienes razón, Fran. Es un pánico. una desgracia, una falta de razones y, sobre todo eso....carecer por completo de explicaciones.


Espera....espérame....sabes que siempre estoy....

...y te quiero.

 
At 1:22 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Nos hace “vulnerables e invencibles”, no puede ser más exacta tu expresión, bolboreta.

Además tú lo sabes que soy muy frágil, pero precisamente cuando estaba casi muerto tus palabras, con una respuesta a cada instante, y tu actitud me devolvieron a mi mundo de la palabra de donde nunca debí salir.

En esa otra imagen que tienes hay una silla vacía, hay un desamparo que traía de antes y has sabido ocuparlo.

Mis besos, como siempre

 
At 1:23 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Es absolutamente cierto todo lo que dices, alba. El desamor es muy complicado y el cariño entre los dos existirá siempre, llevas toda la razón, nos lo hemos dicho muchas veces.

Pero has de saber que aún teniendo ese cariño dentro de mí, llegué a sentirme muerto, cosa extraña, porque siempre supiste que la palabra y la respuesta a mi palabra era vital para mi, necesaria hasta la muerte.

He estado demasiado tiempo sin ellas, alba, o guardándolas solo para mis lágrimas.

Un beso

 

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