inventándome la vida

martes, abril 03, 2007

Vivo haciendo pausas

Aunque salir de cada una de ellas cada vez me cuesta más, me hace más daño, me deja más tocado. Las pausas son intervalos que me pone la vida, como treguas cuando me excedo de mis límites, decepciones de mí mismo, silencios casi forzados.

Me copio del poeta:

“Estamos preparados
Para sobreponernos.
Es un arte. Se aprende.
Esta en nuestra memoria desde niños.
[…]
Todo va al corazón y, transcurridas
las décadas, se vuelve
serenidad”…

Juan Antonio González-Iglesias

Pero yo ando buscando la serenidad y no siempre la encuentro. Quisiera estar más seguro de las cosas y de las personas, encontrarme mejor. Ya conozco parte del difícil camino del cuerpo, la que me duele y va a dolerme, el inevitable desgaste de las cosas, te van gustando menos aquellas que más te gustaban, te van dejando indiferente algunas que te apasionaban.

Busco la serenidad de haber intentado ser poeta, esas décadas que explican los poemas y que a mí se me enredan, me pesan al hacerme mayor –mayor de qué, me pregunto- pues de las ilusiones nuevas, de que quizá alguien no se atreva a quererme, ni amarme apasionadamente, rompiendo los esquemas, hasta de las cosas bien hechas.

Porque si me atrevo como siempre a ser yo quien de los pasos, o son cortos y no llego –mediciones de mis incapacidades- o demasiado largos, casi a destiempo. No tengo demasiado remedio, aún aspiro al momento perfecto del abrazo sin prisa apenas, a los besos anhelados y tiernos que todos tenemos, a una mañana que me trae la pausa y que no tiene límites. Con ella se hace largo el día, con ella no sientes malestares, vas ocupando el sitio, el mismo que tenías.

Yo pensaba en las pausas sacar cuentas y que las cosas quedaran bien hechas. Y cada vez me salen peor las cuentas. Lo que sí que tengo saldo positivo es un bagaje propio que he contado muchas veces, a muchas gentes para que jamás se sintieran engañadas: mi propio entorno y el que se deriva de él. Ya como hijos que deben ser personas antes que nada y tienen niveles y estamentos altamente valorados. Personas ya individualizadas, encaminadas a unas vidas sin errores, sino con triunfos, con merecimientos desde la pista de lanzamiento desde donde empezaron. Y de ahí se han derivado los hijos de los hijos. Hace nueve años recogía dos niñas al salir de un avión con la autonomía de su nombre y los idiomas que hablaban en la etiqueta de su cuerpo, y esos nueve años después lo hacía otra vez, lo hacía otra vez con la sonrisa de su cuidadora aérea y el reconocimiento de una exquisita educación.

Eso lo hice bien, eso es auto estima difícilmente superable. Eso lo hice bien hasta cuando una hija se me quedó a mitad del camino. Eso es mi orgullo, esa es la pausa para seguir otra vez aunque sea de otra manera, al final de mi propio camino con los pocos pasos ya que me queden por dar. Los que di en ese esquema a su debido tiempo, estuvieron muy bien dados y no son frecuentes, ni mucho menos tanto tiempo, todo tuvo sentido y algún día tendré el derecho de nombrarlo definitivamente. También en distintas áreas, en muy distintas áreas sin tener siempre el debido reconocimiento. Ése me ha hecho muchas veces falta en las pausas.

Salir de esta donde estoy ahora me va a costar, ya lo sé, porque todo va al corazón y a la memoria como si fueran discípulo y maestro. No necesito que me escriban en la antigüedad que siempre tienen los héroes, la antigüedad se termina y los héroes se quedan en la Historia, con mayúscula. A mí me basta la propia, la pequeña.


2 Comments:

At 10:21 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pero queda el recuerdo de las hazañas de los héroes. De los que no somos héroes queda toda esa andadura, con sus pausas y sus prisas.

Cuesta salir de las pausas, cuesta ponerse de nuevo en marcha, pero la meta es siempre distinta y merece el esfuerzo de intentar llegar a ella.
Al final nadie preguntará cuántas pausas hemos hecho, solo nos verán llegar.

 
At 10:35 p. m., Blogger Fran said...

Yo cada vez salvo en determinado ángulo de la vida me siento menos héroe y al mismo tiempo el esfuerzo para salir de las pausas es más costoso.

Esperemos ese final y que no nos pregunten como tú dices.

Un beso

 

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