inventándome la vida

jueves, abril 12, 2007

Un sueño cierto, suelto

Lo que voy a escribir es que yo tengo a veces los sueños sueltos como punto de partida natural de los cuerpos. Diría buenos días como ahora y tropezaría casi por falta de sitio, un cuerpo junto a mi cuerpo porque ya habíamos eliminado los límites.

Lo he pensado alguna vez. Eliminar toda clase de límites, leer los diccionarios que nos quedan como un libro sin horas, con las hojas partidas, rasgadas de tomar notas como hago siempre que me duelen las cosas; amarse luego por ser una mujer y un hombre tan distintos y tan iguales; buscar los meses que ya no queden dolores aunque al final del día siempre restan por estar mal colocados.

Entrar así de lleno en la línea vertical de la propia historia, buscar los cuerpos plenos que ya no dejen huecos, dejar que no se nos acerque nadie que no tenga las mismas intenciones, musitar en silencio las plegarias que teníamos de jóvenes, buscar la exactitud matinal de la mañana, la amenidad de mis libros viejos, decir que ya está bien, que las cosas se queden como están.

Porque las cosas no importa lo que duren, sino la huella que te dejan, cómo te marcan, desde ahí se crea la falta de temporalidad, la eternidad de la edad de uno, arrugada, pero todavía útil y hermosa. Eso conlleva una especie de melancolía de ojos oscuros, recuerdos intactos en la memoria, que esa no envejece, ésa se enriquece.

Hoy escribo sobre todo sin muecas y con sueños. Quizá sirvan mis palabras de respuesta para acercarse más a quien debe uno acercarse, para vivir, para intentar retener los momentos que se llaman felices, duran poco pero existen. Son intentos de hacer realidad la realidad que llevamos puesta con ropa cómoda para notarla más cerca o sin ropa ya junto a las sábanas, sintiendo la noche, la aventura de la noche que consiste en desnudarse y esperar a ver qué ocurre.

Todo esto de verdad, mejorando la vida propia y ajena, con una grandeza que así atrae, un afecto que no hace falta decírselo a nadie porque se adivinan los beneficios como besos vigorizantes con una loa de responsabilidad detrás, un punto de arranque que nunca pensé que fuera capaz de crear sitios donde no había casi sitio. Con una constancia parecida a un arrebato de genio sin tener yo genio, no lo necesito, me lo va facilitando el momento.

Pero por encima de todo, sin límites y con un destino que me hace sentir cada día como con un deseo cumplido sin miedo a tener que probarlo, como un sueño cierto, suelto.

2 Comments:

At 3:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Este es un texto al que no hace falta añadir nada. Está tan completo que solamente tiene uno que retenerlo como propio y hacer de esa lectura "entre líneas" el sueño que cada día nos hace sentir esa realidad sin límites de la que hablas.

Me entiendes y sabes que te entiendo, sin más.

Un beso.

 
At 4:44 p. m., Blogger Fran said...

A la “propiedad” mutua de este escrito, quizá sí que le falta algo importante: el “entre líneas” del sueño que entendemos ambos, soñar que la realidad es una capacidad de mutua de respeto, tener el mismo plot que dicen los psicólogos anglosajones.


Los sueños a veces tienen la belleza de serlos y dentro de mis sueños, suelo soñar de nuevo. Como en el verso de Yeats “¿Cómo podríamos distinguir/el danzante de la danza?”

 

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