inventándome la vida

miércoles, enero 03, 2007

Ni con zapatos de suela compensada

Otro año, da lo mismo, para mí es igual, no hay ningún cambio. Voy a seguir equivocándome a pesar de desfilar por la vida ya despacio como una modelo con zapatos de suela compensada, a la vista mis pretensiones, sin error posible porque mi indumentaria es, -siguiendo el símil- nada más que un top de encaje de algodón, exigente para el acercamiento.

He pedido de los demás al menos ese minuto como esos que estos días una niña de corta edad ha tenido conmigo. Me esperaba, yo venía detrás y ella decía cautiva para siempre en su condición de ternura, es que vienes después pero quiero que vengas.

Yo le expliqué como una razón más de mis escritos, que sería mejor para ella –para mí, también- que esperáramos un poco a que notaran nuestra falta. Le decía, mírame a mi con catadura de prócer retirado dispuesto a seguir volviéndome quizás antes de tiempo, nada más me llaman.

Pero no me va a seguir siendo posible. He querido ya muchas veces cerrar mi consulta y mi boca saciada de palabras a toda forma efeba de placer ajeno, pero no lo supe hacer, me enseñaron a nada más presentarme dejar los intereses propios por la sonrisa ajena. Empleé siempre la rogación a cambio de obtener una sonrisa de unas mejillas jaspeadas de miel, salpicadas de belleza como molida, emprendida desde unos ojos brillantes y veraces.

Todo a cambio de apenas un disfrute de la vida, risa abierta y largo rato para este parloteo que quizá haya renunciado a la respuesta. Todo a cambio de que me sigan diciendo muchas veces que siguen vivos los bordes del cariño. Todo a cambio de quedarme sin nada, de adelantarme en las ofrendas y en los riesgos para luego quedarme detrás y llegar después.

Sé de sobra la montura de mi equivocación, el tinte repetido que a veces va cansando a los demás. Pero no tengo otra manera de hacer lo único que sé hacer: intenciones y calibres primero, versos que ya se escribieron, peticiones de cariño que pueden ser como maneras de gozar en la vejez, formas de evitar el derrumbe al quedarse ya tan atrás y no saber si cada palabra de placer produce placer o es intemperie que no necesita ya respuesta.

Va de título y de final meditado y sufriente, me voy a seguir equivocando porque aunque sea difícil de entender las calles por las que anduve siempre, esas, no me las sé bien, me pierdo muchas veces, buscando una vidita de lujo en el sentimiento, eso… pero llego como digo, después, se me apagan los soles en el intento privado de las soledades y poco a poco iré terminando el brillo de mi paquete de palabras por los cauces que acaban siendo ausencias y terminarán un día, en que ya ni siquiera llegaran después porque se quedarán en una simple página en blanco cuando al comienzo quise ir con ella inventándome la vida.

2 Comments:

At 11:19 a. m., Anonymous Anónimo said...

Nunca serán vanos tus intentos de esparcir esas ansias que te hace recorrer los caminos que dices que has errado, porque sin duda no los has errado, solo caminado con esos zapatos de suelas compensadas, para ir descubriendo que nunca el mismo camino, por muchas veces que lo hayas recorrido, tiene marcadas las mismas huellas.

Siempre habrá quien te escuche, incluso en las ausencias, porque donde tu llegas, ahí te quedas, prendido como la cola de un cometa, iluminano a los que todavía no hemos aprendido a recorrer los caminos ya sabidos de la vida.

Nunca el baúl de tus palabras se quedará cerrado para siempre, porque los huecos producidos por el uso y el acercamiento hacen posible que se escapen de su encierro y lleguen, donde tienen que llegar.

Quédate en el valle literario de las emociones y haznos ver el paisaje a quienes todavía tenemos los ojos cerrados.

Un beso.

 
At 11:12 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Casi tu respuesta es un entendimiento demasiado perfecto de lo quise decir y me obliga, como propones a seguir caminando, a seguir esperando respuestas o ausencias que paradójicamente pueden tener el mismo alto valor, idéntica significación.

Jamás me dijeron que podía ser "como la cola de un cometa iluminado" y al leerlo recobra uno para los peores momentos ese deseo de "iluminar" al menos con la intención y el propósito. No sé si algo puedo enseñar de mis andaduras por la vida, lleve los zapatos que lleve, pise las mismas huellas o diferentes, pero lo voy a seguir intentando.

Las palabras para mi valen quizá demasiado porque me salen desde el fondo, como desde un baúl como tú dices.

Emoción no me faltará, no lo dudes, la pongo a diario, la seguiré poniendo para abrir a besos los ojos cerrados.

 

Publicar un comentario

<< Home