inventándome la vida

domingo, diciembre 10, 2006

Tierna antes que adulta

Debe haber una prioridad de ser antes tierno que adulto o quizá cuando una niña va holgada de ternura desde el principio comienza a hacerse adulta pronto como si en sueños se lo reclamara ya a la vida. Quizá fueron causantes sus padres cuando le contaban cuentos y ella quería dormir. Todo terminaba en un beso al verla ya dormida porque cuando fracasan las palabras siempre queda el recurso del roce de la piel.

Yo la veo pocas veces, nunca le cuento cuentos, observo cómo se hace mujer, cómo es capaz de saber cuáles serán las respuestas antes de hacer las preguntas, y en algún caso, si le explico cualquier cosa siempre le pregunto si comprende, y su respuesta es la afirmación que sabe que me satisface.

Pero hace poco ha invertido los papeles, vino un rato la otra mañana a saber de las razones de los males de mi cuerpo, ha querido que le siga explicando mis insuficiencias que se manifiestan con los gestos, se puso a preguntar lo que me duele y sobre todo por qué me duele. Le he explicado que ir viviendo me ha ido desgastando, antes lo hacía más despacio, ahora arrastro hasta una pornografía popular de los dolores, una manera de quejarme, le he explicado lo que puedo y lo que no puedo hacer para que lo vaya haciendo ella.

Me miraba a los ojos imprudentemente, como teniendo demasiado interés, me tapaba las respuestas con su forma de preguntar como un adulto al que se le ha escapado la ternura. Me avisó, como un compromiso de futuro, que le fuera contando y lo más curioso es que ella, esa adulta niña o esa niña adulta tenía sobre todo el poderoso y verdadero interés por andar precisamente sobrada de ternura.

Parecía decirme, querer saber de ti es como una lentitud para quererte, mi memoria precisará cómo te sientes cada vez, sin prisa, a mi me sobra tiempo, me lo puedes ir contando poco a poco aunque los demás no lo pregunten. No quieras tú saber de mi colegio, prefiero que me expliques porqué tú ya no vas a ningún colegio.

Entonces yo le dije que me quedaba por saber cómo aprenden los niños, cómo se hacen mayores sin querer. Me queda por saber seguramente de donde le dieron esa ternura para convertirse en sabiduría. Me queda por poder explicarle todavía a ella por qué al final de todas sus preguntas del otro día terminé apretando su rostro contra el mío mientras me obligaba a mirarla con una intensidad y una sabiduría poco común en una niña.

Pero me quedé con la certeza que ya era tierna antes de ir haciéndose tan pronto tan adulta.

Un beso Inés

2 Comments:

At 8:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

Es el aprendizaje de lo que dentro de unos años será una gran mujer,sin duda. Le han ofrecido un buen bagaje.

Un beso, pero esta vez es para Inés.

 
At 10:39 a. m., Blogger inventandomelavida said...

Pues con ese bagaje y su ternura se va haciendo mujer. Se le haré llegar tu beso.

 

Publicar un comentario

<< Home