inventándome la vida

martes, octubre 24, 2006

El derecho a quejarme

Una buena amiga, común quizá con más derecho con quien comparto mi vida, me decía ayer en un admirable y querido correo, al apreciar por mis últimos escritos que mi ánimo no era el mejor, al notarme emocionalmente dolido, que tenía el derecho a quejarme “porque el lamento es en parte liberación.”

Gracias, por respetarme ese derecho, por darle hasta tono de racionalidad, por entender que ya no solo mis proyectos sino las meras intenciones se te rompen algo un día y cuesta recuperarlas. De acuerdo que siempre me apoyo en el goce impagable de la literatura, pero no es bastante, no es bastante, nada a veces es bastante cuando tienes ya encima la pesadez de cumplir años cada vez más pesadamente.

Es muy cierta, la cita de Luis Cernuda que me incluye:

“No es nada, es un suspiro
Pero nunca sació nadie esa nada
Ni nadie supo nunca de qué alta roca nace.”


Tampoco es un prestigio parecer ante los demás inmutable, duro y único. Estoy cogiendo tono de las cosas de la calle, porque traía de donde estuve vencimientos por vencer, de las personas que me quieren, de acercamientos que necesito. De los Hospitales no se sale y ya está. Tienes que ir a buscar tus agotadas reservas emocionales, a través de ese derecho a la queja, que ya vendrá luego lo que vale, ser puro sentimiento y recobrar la fortaleza.

De nuevo se me vuelve a hacer de día cuando quiero o cuando se hace realmente de día no en el momento en que alguien abre la puerta de tu cuarto y te obliga a que sigas siendo enfermo. Todo esto no es fácil porque hay que borrar hasta las huellas, suavizar los bordes endurecidos de la herida con el imperio de las cicatrices. Todo ello es la factura de salida que no paga la Seguridad Social.

Por eso me has servido, buena amiga, a sentirme más cómodo quejándome, menos héroe cuando nunca quise ser héroe, más humano, más cercano a la vida, con más derecho a quererla porque me quedan amigos y amigas que me entienden, y que saben y pueden estar seguros que el tono y el tinte que siempre puse a mis palabras corresponderá a mis intenciones y volverá ser punto y seguido.

4 Comments:

At 9:34 p. m., Anonymous Anónimo said...

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At 10:47 a. m., Anonymous Anónimo said...

Por supuesto que tienes todo el derecho del mundo a esa queja, a la risa, a la tristeza, a la alegría, a la lejanía de quien te ha hecho daño, a la proximidad de la gente que quieres y necesitas a tu lado.

Tienes derecho, a recuperar lo perdido o a ignorarlo buscando algo nuevo. Tienes derecho a todos los derechos que el estar vivo implica.

Solo tú eres dueño de tus sentimientos y por lo tanto, solo tú tienes derecho a sentirlos y vivirlos como es tu deseo.

Solo alguien que no conoce tu interior, que se queda en lo superficial, que no es capaz de leerte mas allá de tus líneas puede negarte ese derecho.

Sigue quejándote, riendo, llorando..sigue viviendo.

Un beso, desde mi rincón.

 
At 1:03 p. m., Blogger inventandomelavida said...

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At 1:06 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Eso estoy haciendo, bolboreta, vivir, recuperar lo perdido, gozar de la proximidad de quienes me quieren.

Reoojo tu beso desde tu rincón para poder devolvértelo

 

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