inventándome la vida

domingo, septiembre 10, 2006

El derecho al sueño

Recuerdo que mi padre que era un hombre de insistentes insomnios decía que dormir no era una obligación. En efecto, habrá que quitarle la exigencia, la obsesión, pero devolverle al cuerpo su derecho al descanso. Sé de sobra que la edad resta sueño, y no está mal pensado que más horas despierto pueden servir al pensamiento, ser razones para la resistencia necesaria una vez en marcha por la vida. Pero a mi cuerpo ya hace mucho tiempo le salen mal las cuentas del reposo necesario que no es una cuestión de postura, sino de profundidad. Y yo era un hombre de sueño tranquilo y prolongado, para nada más empezar la mañana empezar con la lectura, mi gozo más profundo, mi onanismo, mi vicio solitario.

Pero me he dado cuenta que no es que duermo mal, es que he perdido –repito, hace ya mucho tiempo- la tranquilidad y el descanso. A él llegaba cargado con todos mis errores, las posturas equivocadas de mi vida, pero nada ni nadie me añadía valores restantes cuando siempre tuve un derecho bien ganado a la paz, al verdadero afecto. No devaluemos la palabra: el afecto se asienta en serenidades, en mundos propios, conocidos y vividos, es un tinte adquirido y cedido, casi debe tener raíces históricas, es quererte con cimiento para que nada te altere.

Siempre soy, siempre he sido hombre de palabra con tono tolerante y respetable, he prodigado los silencios en los diálogos, ni una voz más alta que la otra, he cedido rincones, he obsequiado comodidades para evitar fisuras de lenguaje, el más hermoso recurso del ser humano. Si no te hieren no hieres, si te enseñan la cultura del buen comportamiento, lo compartes, si se callan, te callas por eso ante la destemplanza de los gritos me rindo herido.

Yo he traído por dónde estuve la cultura de la cultura, no le llamemos clasismo al estudio nunca, quién no lo tuvo porque no se lo dieron hace bien en lamentarse, suya no es la culpa, quién no sacrificó sus tiempos de juventud, es indudablemente en eso, inferior. Y la cultura me enseñó a tratar bien a la gente, a dar generosidades no comunes que no tienen siempre suficiente respuesta..

Vivir carente del privilegio del descanso me ha hecho sentirme mal todo este tiempo, restar del sueño, sueño, añadir preocupaciones que nunca debieron crearse, expresarme a veces públicamente con dosis imparables de cariño en algún sitio publico de la red en que todavía figura mi apellido porque no han tenido el elemental detalle de eliminarlo a pesar de mis ruegos.

Voy a recuperar el sueño porque en contra de los versos de Cernuda que el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe, yo la tengo, voy a cumplir mi deseo porque estaré únicamente rodeado de lo que me conviene. Miraré el futuro con las seguridades que siempre tuve, con calidades que no me regaló la vida, fui a buscarlas, empleé tiempo y esfuerzo. Voy a caminar como reflejado en claridades necesarias sobre el reposo y la complacencia.

Y en mi descanso real de cada noche si me aproximo con respeto a lo que no fue parte de mi pasado real, ni trozo tangible de mi presente, es porque siempre he recibido el mismo respeto, sin un rasguño, ni un momento que pudiera alterar ese sueño para dormirse sin esfuerzo por las noches y despertar con el día, como sintiendo al peguntarle al propio cuerpo qué tal me comporté con la noche y que me preste nuevas fuerzas para luchar contra cada nuevo deseo cada día.

2 Comments:

At 12:19 a. m., Anonymous Anónimo said...

Vas a recuperar el sueño, porque te rodeas de lo único que quieres. Vas a recuperar el sueño porque tu serenidad de pensamiento así te lo permite. Tu recuperas tu sueño porque nadie puede arrebatar lo que te has ganado por derecho.

Tu sueño se asentará en ti con la calma de los sentidos. Asi recuperas tu sueño, con la recuperación de tus espacios, tus huecos y tus ilusiones.

Un beso.

 
At 8:38 a. m., Anonymous Anónimo said...

Tus respuestas siempren tienen ese tono mágico que devuelve las ganas de todo en lo que uno flaquea, en este caso las ganas de dormir, las ganas de cuidar el propio sueño.

Aportas la única razón poderosa y válida: lo que me rodea y un derecho tras una vida larga llena de esfuerzo e ilusiones.

Le das también a uno ganas imparables de acercarse a rincones de mi privilegio para dejar allí mis mejores palabras y sentimientos.

Un beso

 

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