inventándome la vida

jueves, octubre 19, 2006

Estar

En mis manos otra vez ese buzón vacío que debe encontrar la muerte cuando avisa como en el hai-ku de Juan Bonilla. Porque eso debe ser lo cierto, que a cualquier aviso encuentre vacío hasta el buzón de los e-mail o los blogs más íntimos que no compartimos ni con nosotros mismos.
Porque escribo para no morir, para que sea cierto el verso del poeta cuando se pregunta: “¿qué estoy haciendo aquí?/ No anheles la respuesta: Estar es suficiente.”

Estoy cada madrugada con el vaso de agua al fin vacío, con la inquieta manera de poner las piernas. Al revés adrede cada vez a como debiera tenerlas. Estoy con el sueño definitivamente roto riéndose del Orfidal como de un amigo heterosexual en el trato e insistente con los recuerdos, esos que ya no fueron vida; que me promete la salvación del sueño cada noche y me miente, me miente con su apatía por todas partes.

Estoy, cogido fuerte a la butaca de cuero de la sala, porque ese viejo cuero es parte de mi piel de mis horas sentadas, de mis libros mal abiertos, de mi insistencia de dejarlo todo ordenado cuando me marcho. Ya que no puedo ordenar los enseres de la vida, recojo los periódicos viejos con la vejez de un día, los ceniceros atestados midiendo hasta la victoria del tedio mal llevado, los sobres de propaganda de algún viaje que ya no haré nunca por muchas veces que me lo proyecte. Lo dejo todo tan ordenado que hasta he enseñado a hacerlo como una obligación de unos genes impuestos a una hija que tengo lejos.

Estoy con la memoria que cada vez es más mala memoria, ni el libro que estoy leyendo, ni las fotos antiguas que voy viendo para tocarlas con Photoshop: devolverle a mi cuñada el maquillaje que tanto cariño puso maquilándose, o casi disimulando detrás de una hermosa niña de 14 años a dos regias personas, sin bordes añadidos, sin quitarles el ruido ni utilizar el pincel seco ni el resplandor de neón. Cada vez peor memoria por eso le riño tanto y tengo siempre abiertas las puertas informáticas de cualquier base de datos para responderle a quien me pregunte, qué libro estás leyendo y contestarle deprisa y sin titubeos.

Estar es suficiente, es desgraciada y necesariamente para mi suficiente mientras afuera el mundo sigue diciéndome que sí, las mujeres que miro notan enseguida que las miro; mucho más que suficiente para volver a disfrutar con las cosas que te quedan, con las cosas que dejaste, eso sí, obedientes y ordenadas.

Estar es ya para mí como en las urgencias de cualquier hospital una manera de darme impulso para tener y sentir la vida mucho más cerca. Estar es una precisión, un rito religioso que no enseñan las religiones, una manera de saber que hoy es lo que cuenta, el propio esfuerzo de conservar el camino, un camino que se va haciendo viejo sin que yo jamás me haya apuntado a ser viejo.

6 Comments:

At 10:48 a. m., Blogger Camon said...

Buena foto, sí señor. A esta no la habrían crucificado...

Sobre el estar y el rito religioso. Para hcer la espera de la operación más llevadera en Holanda te ofrecen revistas para leer. Como si estuvieras esperando tanda en la peluquería, sólo que aquí unicamente te afeitan en lugares poco corrientes. Hasta disoponene de gafas graduadas por aquello de que a nadie se le ocurre llevárselas al quirófano.

 
At 7:08 p. m., Anonymous Anónimo said...

... Que libro estás leyendo???.

A todos nos pasa, que en algún momento, el puñetero buzón se empeña en quedarse como muerto.
No es malo sentir la urgencia de la vida,lo malo es estar como sin vivirla.
Nunca escribo aquí, pero hoy al leer el título de tu post, he querido decirte que yo estoy.

Un besazo desde el Cantábrico

 
At 9:29 p. m., Anonymous Anónimo said...

Y yo tambien estoy...mientras pueda.

 
At 8:44 a. m., Anonymous Anónimo said...

Camon, aunque pintas muy sugestiva la espera en los quirófanos en Holanda, mejor ni esperar ni entrar en ellos. ¿No te parece?

Un abrazo

 
At 8:50 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hace tiempo, rouxx, que nada sabía de tí, pero siempre has estado, y me acuerdo de momentos duros y difíciles que te ha tocado pasar.

Lee los cuentos de Aramburu, basados en el terrorismo del país vasco, pero bellísimos literariamente: "Los peces de la amargura"

Te devuelvo ese gran beso desde Levante

 
At 8:54 a. m., Anonymous Anónimo said...

Esa bolboreta, esa enorme mariposa que tantas veces sabe deramar sus néctares, siempre ha de poder, siempre podrá.

Que te ayude mi forma de polinizar a esa bella flor que eres.

 

Publicar un comentario

<< Home