inventándome la vida

domingo, junio 04, 2006

El dolor


Más que el origen, que de todos aquellos que sufrimos conocemos, son curiosas las manifestaciones de los dolores que siente nuestro cuerpo cada día. He dicho muchas veces que hay una medición, un tallage propio para el dolor y una explicación de sus porqués. Pero de lo que nunca se ha escrito bastante, cuando éstos son prolongados y tienen su respetable antigüedad, ese ir y venir, quedarse más o menos, que lo notemos y lo compartamos con criterios en los que ahí nadie tiene una razón verdadera y precisa.

Lo cierto es que el dolor tiene un mandato propio, regulable. A veces una compañía, una distracción, unas palabras oportunas reducen su medida, su intensidad. Entonces bien pensado habría que aportarle cada día razones, propias y ajenas, para restarle importancia, Probablemente están a nuestro alcance o las podemos reclamar de aquellas personas que nos quieren. Todos necesitamos compartir con alguien cosas que nos angustian o por el contrario nos hacen felices, infiernos y cielos, días nublados y amaneceres con una luminosidad beneficiosa desde lejos.

Es indudable, no obstante, que el dolor nos concede muchas veces sabidurías que no teníamos, que inocentemente desconocíamos, que son recuerdos propios no muy lejanos o de ayer mismo, son una parte esencial en muchas ocasiones de nuestra propia carrera por la vida. Pero en esa carrera para poder recorrerla mejor hay una cosa sumamente valiosa: en ese mundo de nuestros dolores físicos o mentales, nada como una pregunta a tiempo, como un querer compartir algo íntimo pero que repartiríamos muy a gusto, un acercamiento a los motivos y a los rasgos que nos producen ese dolor en nuestro organismo, en nuestras vísceras.

Lo he vivido ya demasiadas veces y es tal el beneficio que no estoy dispuesto a renunciar a ello: la voz amiga, el gesto tierno y verdadero, la simple respuesta, sí, la simple respuesta a los silencios que se prolongan y se convierten en rutinas de nuestras vidas demasiado tiempo. Saldré a la calle, a las páginas donde ponga alguna palabra suelta, a la mirada de hasta un extraño y casi le preguntaré: ¿no tienes nada que decirme? Pues tengo derecho a que me lo digas, no te calles, no te canses cuando quizá uno mismo ha estado preguntando demasiado tiempo por dolores ajenos
.

4 Comments:

At 1:14 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo digo que el dolor es ese notario que da fé a nuestra propia existencia. Vivimos intensamente los momentos de felicidad, por que anteriormente los hemos tenido de dolor. Nos sobreponemos a los "males" por que sabemos que mas allá de ellos existe un mundo propio que hay que compartir y vivir.
El dolor hace sentir mas intensamente que necesitamos de otros sentimientos para seguir.

El dolor, cuando está y se queda, es como las visagras de la puerta desvencijada, chirrían, pero la sostienen.

 
At 3:52 p. m., Blogger inventandomelavida said...

Nadie con más autoridad y dignidad que tú puede dar testimonio de lo que es el dolor. Pero a la vez es muy hermosa la capacidad que tienes de hacer que todos quienes están junto a ti sean felices.

Chirría tu puerta, desvenceijada pero entera y la sostienes cada día para ejemplo de todas las personas que te quieren, que te queremos.

 
At 3:16 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.
»

 
At 4:57 a. m., Anonymous Anónimo said...

Nice idea with this site its better than most of the rubbish I come across.
»

 

Publicar un comentario

<< Home